El niño genio de la música - Mozart
Dos composiciones de 1763-64 terminaron por revelar el genio musical del entonces niño prodigio Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), que las creó cuando sólo tenía entre 7 y 8 años.
Así lo confirmó el director del departamento científico de la Fundación Internacional Mozarteum, Ulrich Leisinger, en declaraciones telefónicas desde Salzburgo, tras presentar allí por primera vez al público esas dos piezas, una de las cuales constituiría un fragmento del primer concierto para piano de Mozart.
Especialmente la partitura “de extraordinario virtuosismo, un Molte Allegro que evidentemente constituye el primer movimiento de un concierto para clavecín en Sol mayor”, compuesto en 1763-64, es una sensación histórica, que arroja nuevas luces sobre el desarrollo del talento de Mozart, explicó el experto.
Con una rueda de prensa y un concierto en la casa natal del célebre autor de “La flauta mágica”, la fundación desveló este domingo los detalles del descubrimiento, sin esperar a que las obras sean integradas en el Índice Köchel (IK) que enumera las casi 700 composiciones de Mozart.
Y el austríaco Florian Birsak las estrenó mundialmente, más de 240 años después de su creación, interpretándolas en un instrumento original de la época: el “piano forte” o clavecín.
Se trata de un amplio movimiento de concierto y un preludio que se encuentran al final del llamado “Libro de Música de Nannerl”, un conjunto de piezas y ejercicios musicales que Leopold Mozart compiló en 1759 para su hija Maria Anna (apodada cariñosamente Nannerl).
Aunque el “Libro de Nannerl” se publicó ya en la década de 1950, estas piezas “pasaron desapercibidas durante mucho tiempo porque no llevan el nombre del autor: Se pensaba que eran anónimas y que Leopold Mozart sólo las había transcrito. Simplemente nadie se había fijado en ellas”, precisó a Efe Leisinger.
“Prácticamente seguro” está hoy el experto de que las compuso Wolferl - diminutivo cariñoso con el que la familia Mozart llamaba a su niño prodigio-, pero como aún no dominaba lo suficientemente bien la escritura de notas, las tocó en un clavecín delante de su padre, y éste escribió las partituras.
Y también está convencido de que, aunque lo escrito abarca únicamente la parte solista del clavecín, pertenece a un concierto completo, con orquesta, que la familia Mozart estudió profundamente.
Son muchos los “indicios” de que existió una versión completa y que incluso se interpretó en público, afirmó.
Se sabía ya que Mozart empezó a componer a los 5 años, pero “no se conocía una composición tan compleja de él a esta edad”, ya que su primer concierto para piano (IK175) data de 1773, cuando tenía 17 años, destacó.
Además, la pieza refleja la extraordinaria capacidad técnica que tenían los jóvenes hermanos Mozart para tocar el piano, algo que, según Leisinger, hasta ahora se conocía sólo por comentarios escritos de contemporáneos, pero este hallazgo constituye “la primera prueba” de ello.
“Es casi un poco loco lo que el compositor (de estas piezas) exige al intérprete con pasajes velocísimos, el cruce de manos y saltos salvajes”, dijo por su parte el pianista Robert D. Levin, quien ha hecho una reconstrucción de la partitura del resto del concierto, según un comunicado del Mozarteum.
“Me parece muy verosímil que el movimiento sea obra del joven Mozart, que con ello quería demostrar lo que podía hacer”, añade Levin en la nota.
Confirmación de este hecho se consideran unas anotaciones del trompetista de la Corte de Salzburgo Johann Andreas Schachtner, un estrecho amigo de la familia Mozart, donde comenta como el niño Mozart se atrevió a componer un concierto.
Al respecto, Leopold Mozart le habría comentado a su amigo: “Ve usted (…) cómo todo está puesto en orden y con regularidad, sólo que no sirve porque es tan extraordinariamente difícil que ningún ser humano estaría en condiciones de interpretarlo”.
Wolfgang, presente en la conversación -según las anotaciones de Schachtner- habría respondido: “por eso es un concierto, hay que practicar hasta poder tocarlo”.
El Mozarteum reconoce que no hay prueba de que la anécdota relatada corresponda cien por cien a la realidad, sino que el equipo de doce científicos dirigido por Leisinger se ha basado en otros muchos indicios, tras fijarse en estas obras por primera vez al elaborar la primera edición de facsímiles del manuscrito del “Libro de Nannerl”, que se publicará en otoño próximo.
Fuente: http://lialdia.com/
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